jueves, 10 de mayo de 2012


GUIA N° 1           “LA CONTINUIDAD DE LOS PARQUES” DE JULIO CORTAZAR

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
    Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. La luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

1-            ¿A qué género pertenece este cuento?
2-            En el cuento se reconocen claramente dos “episodios” en tercera persona: el primero, relata las acciones del protagonista al leer una novela. El segundo, relata un fragmento de la novela que el protagonista está leyendo: ¿podrías explicitar cuáles son?
3-            Si bien son dos episodios diferenciados, sufren una fusión, se confunde lo que lee el protagonista con lo que le ocurre realmente: cita el fragmento donde quede claro esto.
4-            ¿Qué objetivos persiguen los amantes? ¿Cómo lo identificaste? Citar fragmento.
5-            En el relato no se muestra el diálogo de los amantes, sino que todo queda sugerido: crea el diálogo en que los amantes acuerdan hacer algo que el protagonista debió haber leído en su novela.
6-            Para Cortázar existían sólo dos tipos de lectores. El primero de ellos, el lector-hembra, lo describía como “el tipo que no quiere problemas sino soluciones”, es decir, un lector que quiere todo resuelto en aquello que lee. En el extremo opuesto de la misma cuerda, estaba el lector-cómplice, que definía como aquel que “puede llegar a ser copartícipe y copadeciente de la experiencia por la que pasa el novelista o el personaje en el mismo momento y en la misma forma”, es decir, un lector activo, no un consumidor: ¿Qué tipo de lector crees que requiere este cuento? ¿Por qué?
7-            Elegir algunos de los siguientes enunciados como tema del cuento (puede ser más de uno) y justificar la elección:
a-            El triángulo amoroso.
b-           La comunicación entre dos mundos, lo que es vivir y lo que es leer.
c-            Lo fantástico en lo cotidiano y viceversa.
d-           El destino.
e-           La muerte.
8-            ¿Por qué puede afirmarse que el cuento tiene una estructura circular? ¿Cómo se relaciona esto con el título del cuento? Desarrollar.
9-            ¿Qué objeto de la casa del protagonista, presente también en la novela que lee, nos da la pauta de que la ficción y la realidad se confunden? Citar las partes en que se hace mención al objeto.

4 comentarios: